Desde las voces de la denominada "doctrina oficial" se postula, entre otras cosas, que la mente, en tanto causa de los movimientos del cuerpo, comprende la vida privada de los seres humanos. Esto es, denota la serie de eventos que ocurren por debajo de la piel de las personas: pensar, imaginar, comprender, razonar, entre otros. Siendo el cuerpo una suerte de máquina que realiza las cosas que la mente desea: caminar, tocar, oler, ver, etc.
Bajo está lógica, se dice, que el cuerpo sólo puede afectar a otros cuerpos dada su existencia espacial y temporal; por el contrario, la mente, en tanto existe en tiempo pero no en espacio, sólo puede afectar a otros cuerpos por medio del movimiento del cuerpo que esté controlado. Entonces, la mente sólo puede conocerse a sí misma por medio de la conciencia y la introspección pero poco puede dar cuenta de otra mente, lo que de manera necesaria nos lleva a concluir que nadie tiene buenas razones para pensar que existen otras mentes además de la suya.
Esta y otras anotaciones se pueden revisar en la obra de Gilber Ryle, El Concepto de lo Mental donde presenta un análisis lógico-critico a la serie de premisas que han permeado históricamente la concepción de las personas sobre la existencia de un mundo físico (el cuerpo) y un mundo no físico (el mental).
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